Las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ofrecen indudablemente, una gama de herramientas en línea que permiten un desempeño laboral más ágil, eficiente y eficaz de cara a la empresa moderna, considerándose las múltiples ventajas y beneficios que además ofrecen frente a gestión de las demandas de los clientes y usuarios, asimismo posibilitan un entorno de economía digital que se traduce también en tecnología para el ahorro de la energía, tiempo y recursos, para la expansión en los mercados globales e internacionales, así como para la conservación de la ecología y el medio ambiente, entre otras.
Desde este punto de vista, la empresa moderna ya no puede subsistir sin apoyarse de aplicaciones TIC, porque de lo contrario está condenada a desaparecer. Hoy las empresas deben estar a tono con los nuevos tiempos y tienen el gran reto de aportar con sentido de responsabilidad social (RSC/RSE). Tampoco se trata de que éstas posean máquinas de última generación, sino que comprendan y apliquen las Tecnologías de la Información y la Comunicación con una visión holística e integral, de cara a los valores compartidos en una sociedad de cambios y transformaciones, donde la información está en constante evolución y donde la aldea global, de cara a los mercados competitivos, no puede concebirse sin su uso.
Las TIC siempre han estado presentes en nuestras vidas empresariales y estilos de vida de la gente. Si nos vamos a la imprenta, a la tinta y el papel, entenderíamos que en su momento revolucionó la economía social, pero fue una etapa que agotó la tecnología. La única diferencia es que, con los años, con aquel maravilloso invento de Gutemberg, el cual transformó al mundo; se desarrolló y se expandió marcando hitos importantes, pero
luego nos dimos cuenta que el planeta estaba cada vez más lleno de basura y desechos tóxicos que han ido provocando su deterioro. Entonces, había que pensar y buscar solución para contrarrestar y alivianar los daños.
Sabemos que la revolución o explosión digital ha venido para hacernos más fácil las cosas, han venido a desestresarnos, por un lado, en la vida familiar, laboral y profesional, pero sino la asumimos con sentido crítico: socialmente responsable; provocará más estrés o adicción y seguirá creciendo la ola de problemáticas sociales y empresariales, que ya son hoy objetos de debates, estudios e investigaciones científicas. La dependencia como tal se circunscribe al grado inteligencia emocional que tengamos los individuos como entes de articulación social. Los extremos no son buenos, podemos apoyarnos de las TIC y de las máquinas haciendo un uso racional, constructivo y productivo de estas. Tampoco hay dejar que sean las máquinas que controlen del todo nuestra existencia, hasta el punto
que perdamos el horizonte. Pero si de ella depende subsanar problemas sociales de toda índole, por qué no adaptarnos y buscarle la vuelta. ¡Dejemos a un lado la resistencia!
@HelenHasbun
Doctora en Comunicación y Educación Digital